La vitamina C o ácido ascórbico es una vitamina hidrosoluble. Se encuentra en frutas cítricas, fresas, tomates, vegetales verdes y papas. Una de sus principales funciones es antioxidante. Los antioxidantes son nutrientes que bloquean parte del daño causado por los radicales libres.
Se ha demostrado que el ácido ascórbico en humanos es absorbido a nivel intestinal por un mecanismo de transporte activo saturable, dependiente de energía, de sodio y de la dosis.
Esta vitamina el cuerpo no la puede producir, ni tampoco almacenar por lo que es importante tomarla con regularidad.
Las recomendaciones de vitamina C para cumplir su función antioxidante son de 100 a 200 mg diarios.
Las funciones de la vitamina C son:
Formar una proteína importante utilizada para producir la piel, los tendones, los ligamentos y los vasos sanguíneos.
Sanar heridas y formar tejido cicatricial.
Reparar y mantener el cartílago, los huesos y los dientes.
Ayudar a la absorción del hierro .
La vitamina C se ha utilizado para reducir los síntomas del resfriado común o tener ciclos más cortos de esta enfermedad [1].
Referencia
[1] Medline Plus. Vitamina C. Biblioteca nacional de medicina de los EE UU. 2021. https://medlineplus.gov/spanish/ency/article/002404.htm
[2] Torres, M, Márquez, M, Sutil de Naranjo, R, de Yépez, C, Leal de García, M, Muñoz, M, & Gómez, ME. (2002). Aspectos Farmacológicos relevantes de las Vitaminas Antioxidantes (E, A y C). Archivos Venezolanos de Farmacología y Terapéutica, 21(1), 22-27. Recuperado en 08 de septiembre de 2021, de http://ve.scielo.org/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0798- 02642002000100005&lng=es&tlng=es
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